Mercado del vino: ¿Por qué Argentina merece un lugar en nuestra bodega?

Vinos del mundo

por Dunia Torres González

Argentina está firmemente plantada en el mercado del vino, gracias al enfoque meticuloso de sus enólogos y la creciente confianza en su oficio

El mercado del vino crece a una velocidad impresionante y en la misma medida podemos apreciar el gran impulso que está experimentando el vino fino argentino.

El análisis de suelos, la selección de parcelas y la comprensión del terruño, sobre todo en las zonas altas, han avanzado a la velocidad del rayo en Argentina desde mediados de la década de 2000, lo que ha hecho que hablemos de estos resultados en el mercado del vino.

Argentina ha ganado su sitio en el mercado del vino en solo dos décadas, y esto que tiene un gran mérito, pues algunas regiones del viejo mundo han tenido que esforzarse durante cientos de años. En Argentina, la velocidad de los descubrimientos y la educación ha sido fenomenal.

Los vinos excesivamente extraídos y atascados de los años 90 y principios de los 2000 han desaparecido. En su lugar hay vinos precisos, sobrios y orientados al terruño, vinos de alta gama que son más que capaces de mantenerse en el mercado de los vinos finos, con puntuaciones de los críticos a la altura.

mercado del vino

Argentina ha ganado su sitio en el mercado del vino en solo dos décadas, y esto que tiene un gran mérito, pues algunas regiones del viejo mundo han tenido que esforzarse durante cientos de años.

Productores como Catena, Zuccardi y Luigi Bosca llevan mucho tiempo trabajando en la gama alta del vino argentino, pero también hay otros relativamente nuevos (fundados entre finales de los 90 y principios de los 2000) como Achaval Ferrer, Susana Balbo Wines, Mendel y Cheval des Andes en Mendoza, Bodegas Noemia y Bodegas Chacra en el sur de la Patagonia, y Colomé y El Porvenir en la región norteña de Salta.

Estos productores, y muchos otros, están sentando las bases del futuro de los vinos finos de Argentina, no solamente elevando la calidad de todos los vinos argentinos, sino también demostrando su potencial de envejecimiento.

Un enfoque en el terroir para entrar por la puerta ancha en el mercado del vino

“El cambio en la calidad y el estilo de los vinos argentinos en la última década es realmente el resultado de un enfoque en el terroir: los vinicultores se fijan en lo que tienen debajo de las viñas, dentro de las viñas y en el clima que las rodea, y tratan de expresarlo de la manera más transparente y auténtica posible”, dice Amanda Barnes, autora de The South American Wine Guide.

“Hay una pureza mucho mayor en los vinos de hoy, y un enfoque en la frescura, la expresión de la fruta y la longitud con precisión, lo que se traduce en vinos distintivos y agradables de explorar”, agrega.

Mundo del vino

El cambio en la calidad y el estilo de los vinos argentinos en la última década es realmente el resultado de un enfoque en el terroir

Rebecca Palmer, compradora de vinos en Corney & Barrow, observa una tendencia similar, sobre todo en relación con la forma de hablar de las regiones vinícolas argentinas: “Lo que antes era Mendoza, luego Uco se convierte en una conversación sobre Altamira, Chacayes, Gualtallary y dentro de estas zonas, parcelas específicas que tienen ciertas cualidades por su perfil de suelo, altitud y demás”.

Un cambio de estilo y de elaboración también ha permitido que los vinos argentinos brillen más en el mercado del vino. Con un mayor conocimiento, los viñedos se gestionan con mayor precisión y cuidado, lo que permite a los enólogos expresar el terruño con mayor eficacia. Menos alcohol, una extracción más ligera y un roble más sutil, dice Palmer.

“Hay una importante investigación e inversión por parte de las bodegas que ha permitido a los vinicultores experimentar con microvinificaciones, técnicas de microoxigenación y maceración posfermentativa”, afirma.

Empujando los límites y rompiendo el statu quo para crecer en el mercado del vino

“Hemos visto mucho de este enfoque en las bodegas con las que trabajamos, como Achaval Ferrer y Ruca Malen, pero también en otras que están empujando los límites y rompiendo el statu quo”, explica Amanda Barnes sobre los factores que han incidido en el notable crecimiento del vino argentino en el mercado del vino, y destaca a bodegueros como Matías Riccitelli y los hermanos Michelini, entre otros.

La influencia externa ha sido otro factor que influye en los resultados alcanzados en el mercado del vino: “Esto no solo incluye a los bodegueros consultores, sino también a los bodegueros argentinos que hacen cosechas fuera; y el uso de este mayor conocimiento para reflexionar sobre su propio terruño y sus variedades ha hecho que la calidad avance de forma significativa e influya en la viticultura y la elaboración del vino”.

“La apertura de los viticultores argentinos para compartir información entre ellos también ha hecho subir la categoría en su conjunto”, asegura.

viticultores argentinos

“La apertura de los viticultores argentinos para compartir información entre ellos también ha hecho subir la categoría en su conjunto”, asegura.

Ciertamente, los proyectos dirigidos por consultores extranjeros, como Clos de los Siete, de Michel Rolland, en el Valle de Uco, y Viña Cobos, de Paul Hobbs, que tiene viñedos en Luján de Cuyo y el Valle de Uco, han elevado el perfil del vino fino argentino.

Cobos Marchiori, de Paul Hobbs, es uno de los Malbec de viñedo único más caros de Argentina, siendo 1999 su primera añada, y en la actualidad la Viña Marchiori, en Perdriel, Luján de Cuyo, también produce Cabernet Sauvignon y Chardonnay.

Un obstáculo que solo el tiempo resolverá es demostrar la capacidad de los vinos argentinos para envejecer bien. Hay ejemplos de vinos fantásticos elaborados antes de la década de 1990, antes de que se impusiera temporalmente la tendencia a la extracción excesiva y al alcohol elevado.

Palmer señala un Malbec de Lagarde de 1982 que probó recientemente y que “era más parecido a un Pinot de Borgoña en su estructura y dimensión de ácido-tanino”. Mientras que Barnes nos insta a mirar hacia atrás a las añadas antiguas (de 30 a 50 años) de López y Weinert, que según ella son “increíbles”. Pero estos vinos son escasos y generalmente están guardados en las bodegas, no se encuentran en el mercado del vino.

VINOS CON ALTA PUNTUACIÓN:

Viñedos de Catena Zapata, Agrelo, Luján de Cuyo, Mendoza. Crédito: García Bettancourt

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