Viñedos urbanos: buen vino en terrazas de 45 metros cuadrados

por Dunia Torres González

Los viñedos urbanos se han abierto paso en grandes urbes como Madrid, Nueva York, París o Viena, ya no es imprescindible disponer de un inmenso terroir

La pandemia no ha resultado impedimento para se proliferen los viñedos urbanos, al contrario, las vides se han abierto paso en barrios como el madrileño de Salamanca. Ya no es imprescindible disponer de un inmenso terroir en rincones idílicos de la Toscana, la Borgoña, La Rioja o el valle de Napa.

También en los distritos neoyorquinos de Queens y Brooklyn, las colinas de París, la londinense ribera del Támesis, los islotes urbanos de la laguna de Venecia, los barrios periféricos de Viena o el centro de las ciudades de Melbourne, Palermo, Montreal, Aviñón, San Francisco, Milán, Tesalónica, los viñedos urbanos se han hecho una realidad cercana.

Public Farm One

Public Farm One, una instalación en el distrito de Queens de la ciudad de Nueva York.

Para producir buen vino, “basta con una terraza de 45 metros cuadrados, como la del hotel Wellington de Madrid, en la que se plantaron vides en primavera de 2016 y que en la actualidad se acerca a su objetivo de producir una cosecha de alrededor de cien botellas anuales. En octubre de 2018 realizaron su primera vendimia, un tanto tardía, y produjeron un tinto de uva garnacha y tempranillo y un blanco aromático con verdejo y moscatel que se subastaron meses después, en una cena benéfica de la Fundación Wellington”, según un reporte de El País.

Uso a pequeña escala de técnicas de viñedos más sofisticados

“En los viñedos urbanos se ha hecho uso a pequeña escala de las técnicas que emplean los viñedos más sofisticados, reforzándolas con técnicas de fertilización continuada y en alta frecuencia. Con esto, se hace un homenaje a la viticultura española, utilizando algunas de las variedades más características de nuestro país, así como de las formas más habituales de cultivo”, explicó José Ramón Lissarrague, profesor de viticultura en la Universidad Politécnica de Madrid y consultor del proyecto.

“De paso, también se demuestra que el vino prospera en los entornos más insólitos, que una parra trepadora puede dar buenos caldos incluso confinados en lo alto de una azotea en el centro de una gran ciudad”, agregó.

“En 2015 nacía Rooftop Reds, el primer viñedo urbano instalado en una azotea neoyorquina, según Devin Shomaker, impulsor de la iniciativa junto a su hermano Thomas y a Chris Papalia. Los tres socios contaron con la colaboración de la Universidad de Cornell y de la destilería Finger Lakes en su proyecto de plantar vides en una azotea de 13.000 metros cuadrados en los antiguos astilleros de Brooklyn, un área industrial degradada para la que el ayuntamiento buscaba usos alternativos”, puntualiza El País.

 viñedos urbanos

Clos-Montmartre, uno de los viñedos urbanos de Montmartre, París.

También se cultiva vino en Floral Park, en el distrito neoyorquino de Queens. Queens Farm Museum es un huerto urbano didáctico de 20 hectáreas, una de las cuales se dedica al cultivo de vides: “Gary Mitchell, administrador del viñedo, lleva fermentando y embotellando vino (etiquetado con un vistoso girasol que se inspira en los de Vincent Van Gogh) desde 2008 y en los últimos años ha empezado a vender parte de su producción, antes destinada íntegramente a la tienda del museo, a restaurantes del barrio de Tribeca”

Su objetivo es difundir la milenaria cultura de la vida y el vino: cómo se planta, cómo se cultiva, cómo se fermenta, cuál es el secreto de este producto esencial en el desarrollo de la civilización humana.

Viñedos urbanos más espectaculares y exóticos del planeta

“Una ruta por algunos de los viñedos urbanos más espectaculares y exóticos del planeta debería pasar sin duda por Melbourne, en la Australia meridional. Allí, lejos de todo, pero en una zona densamente urbanizada, con más de 4.200.000 habitantes, tiene su sede Noisy Ritual, la empresa de dos jóvenes emprendedores, Alex Byrne y Cam Nichols, que llevan seis años cultivando y fermentando uva tinta en una pequeña parcela”, explican.

Byrne y Nichols se instalaron en 2014 en una casa del vecindario de Thornbury y en ella encontraron una sala subterránea que los anteriores propietarios, una pareja italiana, habían acondicionado para producir vino.

Este hallazgo fortuito fue el detonante de una aventura empresarial que consiste “en comprar las mejores vides de la región de Victoria, plantarlas en nuestra parcela urbana, que es de suelo muy fértil, intervenir lo menos posible y producir un vino joven delicioso que va a parar sobre todo a clientes locales”.

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