Fionnan O’Connor y el retorno del auténtico whiskey irlandés

Fionnan O’Connor

Fionnan O’Connor es un especialista en literatura medieval que ha recuperado (y destilado) las antiguas recetas de Escocia, ahora nos habla de sus experiencias

Fionnan O’Connor está considerado uno de los mayores expertos en whiskey irlandés del mundo. Afirma cuando le piden que hable de sus inicios en el mundo del whiskey: “No sé cómo me metí en esto, pero era muy pequeño, creo”.

“Recuerdo probar el whiskey y ver enseguida que era muy distinto a la cerveza barata que bebíamos. Tenía un sabor mitológico y, sencillamente, me aficioné”, cuenta. Para Fionnan O’Connor, sencillamente fue cuestión de pura suerte.

 

Para Fionnan O’Connor, sencillamente fue cuestión de pura suerte.

O’Connor estudió Literatura medieval en Berkeley. Fue en California cuando conoció casualmente al jefe de marca en la Costa Oeste de Diageo y empezó a trabajar para ellos, con la posibilidad de “beber muchas cosas gratis que no podía pagar”.

“Es alucinante, puedes no saber nada de whiskey, pero en Estados Unidos si eres escocés o irlandés te escuchan con devoción”, bromea O’Connor. “Supongo que pasa lo mismo con cualquier producto regional”, explica

Este trabajo en Diageo le dio las herramientas para dar clases de Historia del Whiskey en la universidad. “Gracias a un profesor que tenía mucha seguridad de que no podían echarle”, dice Fionnan O’Connor.

De vuelta en Dublín, escribió un libro sobre la historia del whiskey de alambique, o pot still, el auténtico estilo de la isla, del que O’Connor ha sido uno de los principales promotores. “Cuando salió el libro de repente me empezaron a considerar un crítico de whiskey y las cosas que llevaba diciendo años en los pubs gratis de repente eran interesantes”, explica O’Connor.

Del alambique al whisky de mezcla

Cuenta el profesor: “Poca gente sabe que, en los albores del siglo XX, Irlanda era, de lejos, el mayor productor de whisky del mundo. Pero toda su industria se vino abajo en cuestión de una década. Los escoceses entendieron que la consistencia, el coste y el *branding* eran los pilares del éxito”.

“Fue una tormenta perfecta”, explica O’Connor. Y continúa: “Irlanda declaró la independencia del Reino Unido a la vez que EE. UU. declaró la prohibición del alcohol, y dejó de comprar por completo. Teniendo en cuenta que Reino Unido era la gran potencia comercial del mundo, Irlanda entró en una guerra comercial que no ayudó. Fue todo a la vez. Y había además una guerra civil”.

“Pero Irlanda también sufrió el grandísimo éxito del whisky escocés, que fue el que se popularizó en todo el mundo. Escocia desarrolló todo el negocio del whisky de mezcla [blended whisky]”, explica O’Connor.

“Pero Irlanda también sufrió el grandísimo éxito del whisky escocés, que fue el que se popularizó en todo el mundo. Escocia desarrolló todo el negocio del whisky de mezcla [blended whisky]”, explica O’Connor.

“Lo que hicieron los escoceses muy bien es empezar a hacer marcas, entendiendo que si consigues hacer que el Johnny Walker sepa igual en Nueva York, en Madrid y en Hong Kong, triunfas”, sentenció.

¿Cómo se hace este whisky que todos conocemos?

“Se mezcla whisky de cereales de sabor neutro, que se hace muy rápido (principalmente con maíz), con whisky de malta, que es lo que da sabor, en una proporción aproximada de 80/20. Este whisky de malta proviene de decenas de destilerías distintas, lo que permite mezclarlo según convenga para obtener siempre el mismo sabor”, explica O’Connor.

“Entendieron que la consistencia, el coste y el branding eran los pilares del éxito. Esto ha pasado en toda la industria alimentaria durante el siglo XX; solo en los últimos 30 años nos hemos sentido nostálgicos respecto a las cosas artesanas y hemos vuelto a demandar ese tipo de cosas”, dice.

El “whiskey irlandés de alambique” era el estilo predominante de whiskey en Irlanda hasta los años 70, cuando desaparecieron todas las antiguas destilerías, que eran poco eficientes debido a su intensiva mano de obra. Las tres que quedaron, la más conocida Jameson, se dedicaron también a hacer whisky de mezcla. En solo seis años Irlanda ha pasado de tener tres destilerías a tener 39.

“El irish pot still es una forma concreta de usar el alambique, al estilo irlandés. En el single malt whisky, de Irlanda o Escocia, coges cebada, la germinas y creas la malta. En el irish pot still mezclas la malta con cebada cruda, sin germinar, que no es muy buena para hacer alcohol, pero hace una bebida más aceitosa, viscosa, más fuerte, con un sabor casi a jengibre, picante. Es como comparar el agua con el aceite de oliva. Es muy diferente”, continúa la explicación.

“Pero Irlanda también sufrió el grandísimo éxito del whisky escocés, que fue el que se popularizó en todo el mundo. Escocia desarrolló todo el negocio del whisky de mezcla [blended whisky]”, explica O’Connor.

“Dado el auge de las destilerías artesanas, en solo seis años, Irlanda ha pasado de tener tres destilerías a tener 39. Muchas de estas han apostado por recuperar el irish pot still, fabricando whiskeys tan reputados como Redbreast”, apunta O’Connor,

Fuente: Directo al paladar

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